domingo, 25 de mayo de 2014

LA PASIÓN POR DESCUBRIR: MARIE CURIE

LA PASIÓN POR DESCUBRIR: MARIE CURIE
 
 
Marie Curie nació en Varsovia en el año 1867, y murió en 1934, en Pessy (Francia). Conocida como la inventora de los rayos X y de la radioactividad natural, y de la que se le otorgó el Premio Nobel de Física y Química.
 
Todos sabemos de su pasión por el estudio en su laboratorio. Se pasaba horas eternas estudiando e investigando. Ella fue famosa por una de sus frases que decía: "Soy de las que piensan que la ciencia tiene su belleza. Un científico en su laboratorio no es sólo un técnico; es también un niño colocado ante fenómenos naturales que le impresionan como un cuento de hadas".
 
Ella se sentaba en su mesa y se pasaba horas y horas viendo y descubriendo. Le acompañaba siempre en sus estudios, su marido Pierre Curie. Ambos, siendo físicos y químicos, escribían conjuntamente artículos científicos para difundir sus descubrimientos. Desgraciadamente, Marie quedó muy pronto viuda. Aunque con un dolor inmenso, porque su marido era su mejor apoyo, ella continuó sin cesar trabajando en su laboratorio para completar sus trabajos. Se dice que ella olvidaba la muerte de su marido estudiando en su laboratorio. La ciencia era su mejor terapia.
 
Repasando un poco su vida, ella nació en Varsovia. Su padre era un profesor de enseñanza media de matemáticas al igual que su abuelo paterno. Y su madre era maestra, tocaba el piano y cantaba. Parece ser que Marie Curie amaba las matemáticas porque la vivió en su contexto familiar. Por ello, se inscribió en la Facultad de Matemáticas y Naturales de la Universidad de la Sorbona. Al irse a estudiar a Francia, le costó un gran esfuerzo aprender la lengua francesa; tuvo que mejorar su conocimiento del francés y el de las matemáticas para igualarse con sus compañeros. En la Facultad es donde conoció a su futuro marido Pierre Curie.
Ella obtuvo la Tesis Doctoral con el tema de la radioactividad natural, y que más tarde, se le otorgó el Premio Nobel de Física y Química por descubrir los rayos X y la radioactividad natural. Se quedó ciega, quizá por los efectos secundarios de la radioactividad. Y se puede decir que se murió con "las manos en la masa". Es decir, siguió a última hora de su vida como una niña que leía constantemente su cuento de hadas llamado Amor por la Ciencia.
 
 
 
 


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