miércoles, 15 de febrero de 2023

UNA CARTA EN EL DÍA DE SAN VALENTÍN

 

Una carta en el día de San Valentín

Ayer, día 13 de febrero, la primera lectura del Evangelio según San Marcos (8, 11-13), trataba sobre los hijos de Adán y Eva que fueron Caín y Abel. Caín era el primogénito de la familia, y Abel el benjamín. Ambos hermanos se dedicaban a la agricultura y al pastoreo de ovejas. Los dos hermanos ofrecían al Señor lo que mejor disponían. Así, Caín ofreció los mejores dones de los frutos del suelo, y Abel grasa de sus ovejas. El Señor se fijó más en la ofrenda de Abel y menos en la de Caín. Esto no quiere decir que al Señor le disgustara la ofrenda de Caín; al contrario. Si nos paramos a pensar un poco, todo es una prueba. Caín sufrió una prueba para ver cómo iba a reaccionar. Yo me pregunto, ¿Qué significa esta prueba? ¿Por qué se fijó más el Señor en Abel y no en Caín? Pienso, que es para ver cómo reaccionamos los hermanos ante determinadas situaciones. Caín se sintió triste, desolado por ver esta diferencia. Entonces se dirigió a su hermano Abel para hacer lo peor, matarlo. Matarlo no significa asesinarlo, sino lo “mata” de envidia. Es la llamada codicia. Vuelvo a preguntar, ¿Cuántos Caínes hay en el planeta?, ¿Estamos rodeados de Caínes?, Hay mucha envidia en nuestro contexto?

Sigamos pensando en la codicia o envidia. El buen hermano es el limpio de corazón, el que no es doble, el que confía en el Señor, y hoy día 14 de febrero, día de San Valentín, el Evangelio según San Lucas (10, 1-9) señala “Paz a esta casa”. Demos siempre la paz a nuestro hermano porque la necesita. La paz es lo contrario a la envidia, a la codicia, a la persecución. Quedémonos siempre en la misma casa, en nuestra familia para conseguir esa paz. Es decir, primero en nuestra familia y luego en las de otras casas. Algunos de nuestros hermanos no querrán esa paz, pero otros sí. Con esto, ya hemos convertido el corazón de nuestro hermano más cercano. Me sigo preguntando, ¿Cómo se consigue esa paz? Mi respuesta sería con una sonrisa, con un dibujo, con un detalle, con un abrazo, con una voz sin vociferar, con una llamada telefónica, con un WhatsApp, con una invitación, con unas letras de amor, etc. Hay muchas estrategias para que nuestro hermano cambie y sienta la paz que sentimos nosotros.

Vivamos la paz continuamente, no la perdamos. Es decir, seamos la luz entre la oscuridad; que podamos iluminar la oscuridad de los demás. Si perseveramos, nuestro hermano deja de ser Caín, y vuelve a recuperar a través de su visión esa luz que le alumbra en su corazón.  Seamos, pues, luces de amor y paz entre nuestros hermanos; todo para la salvación. Si es así, se duerme mejor, se entra en una paz indescriptible. Es la paz del Señor.

Hoy es un día muy hermoso, es la fiesta de San Valentín, patrón de los enamorados del matrimonio, de los enamorados de Dios, y de la vida de las mujeres en la Obra de Dios.

Te deseo un abrazo lleno de paz y amor.

 

Consuelo Cerdá Marín.